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29 may 2013

Libertad y destino

La verdadera intención inicialmente de este artículo era hablaros del libre albedrío. De la capacidad con la que nacemos para desarrollarnos con plenitud, en lo que podríamos llamar misión, proyecto de vida o destino.
Hay muchas personas que llegado a un punto de su vida se plantean: ¿Quién soy? ¿Para qué existo? ¿Cuál es mi destino? Qui lo sa?

Lo cierto es que quizás para los animales y las plantas es más fácil desarrollarse sin verse interferido por condicionantes externos como la educación, la ética, las costumbres, la familia, el entorno...
Somos semillas y dentro de cada una de ella está su función. Un rosal dará rosas no margaritas, de una higuera saldrán higos y de una parra o viñedo uvas. Un perro ladrará y un gato maullará, pero nosotros los seres humanos, los que se supone que dominamos este planeta llamado tierra, nos encontramos a veces escindidos, sin una idea clara de cuál es nuestra semilla, que propósito de vida traemos como destino, o si realmente nacemos libres de ejercer eso que algunos llaman "libre albedrío".

En cierta forma todos nacemos con una motivación y un deseo de ser algo en esta vida, lo que pasa que el entorno, las circunstancias, nos limitan y restringen la libertad de ser. Hay que tener mucha fuerza de voluntad para ejercer la libertad de enfrentarse al mundo y defender nuestra semilla, hacer que nuestra vida haya coherencia con lo que pensamos (mente), queremos (corazón) y deseamos (voluntad), aquí viene al pelo la frase:" Quien no vive como piensa, acabará pensando cómo vive".
Yo creo que el destino aunque esté sujeto a ciertos condicionantes en todo momento depende de nuestra voluntad y sobre todo de la actitud que tengamos ante la vida. La perseverancia y el tesón son las premisas básicas para conseguir nuestros sueños.
Es cierto, que no todos nacemos entre algodones ni con una varita mágica que materialice nuestros deseos, pero precisamente son estas personas que luchan contra viento y marea quienes llegan más lejos en la vida, supongo que porque piensan acertadamente que no tienen nada que perder.
Llegado este momento te pregunto: ¿Qué tienes tú que perder? ¿objetos materiales, afectos,la vida? En el peor de los casos, ¿qué es lo peor que te podría pasar? Medítalo bien.
Te voy a responder a esas preguntas que te he dejado para que las medites; Si lo que te lastra son objetos materiales te diré, que no merece la pena vivir apegado a ellos porque en cualquier momento podemos perderlos, un incendio, una inundación...
Si son los mal llamados afectos de amigos y familiares, te diré, que quien realmente te ama deseara tu felicidad por encima de todo, aunque te equivoques, te esperará con los brazos abiertos y te alentará a perseguir tu estrella.
Porque lo que diferencia el amar a querer es la connotación de posesión que tiene el verbo querer, ya que se ama sin condiciones, sin limitaciones y deseando en todo momento la felicidad del otro, pese a que no nos incluya, ni nos corresponda en la misma medida, sin pedir nada a cambio, eso es amor, lo demás es reciprocidad, devolver lo que uno recibe.
Y si es la vida, tomemos ésta como el momento coyuntural actual. Bien es cierto que ahora mismo no tienes posibilidades de iniciar ese sendero que te lleve a tu meta, sería el momento de la aceptación, muy diferente a rendirse, a vivir la vida que no te nutre el alma.
Aceptar no significa renunciar a tu meta, ni tirar la toalla. Es ser consciente que no es ahora el momento de la acción, pero puedes seguir planeando y preparándote para lanzarte al vacío cuando las circunstancias se den. La resignación, es la rendición total y absoluta, contentarse con ese malo conocido, cerrándose a todo bueno por conocer.

¿No te das cuenta que vivir así es lo que te produce ese vacío interior, ese estado de insatisfacción permanente, esa depresión continua? Es una muerte agónica. Realmente, ¿tienes algo que perder? Yo creo que ni la propia vida, porque muerta tus ilusiones, muerta tu alma. ¿qué te queda?

Decía George Gurdjieff: "El hombre puede renunciar a todos los placeres que quiera, pero no va a renunciar a su sufrimiento.
Nos regodeamos en pasividad absoluta, en una impotencia que nos limita y castra cualquier conato de salir de ese círculo vicioso, en el cual nos hemos metido, por un miedo obsesivo a dar un paso al frente y romper con los muros y grilletes que están en nuestra mente, no existen.
" El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos" @Cristina Marley
La libertad y el destino
Tienes derecho a pensar
Tienes derecho a imaginar
Tienes derecho a comunicar
Tienes derecho a amar
Tienes derecho a crear
Tienes derecho a disfrutar
Tienes derecho a sentir
Tienes derecho a vivir
¡Los derechos que posees
eres tú quien ha de ejercerlos!
Para caminar hay que dar el primer paso.(tubi Tubau, en SINCRONIA)

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