Páginas

12 sept 2013

De confidentes a enemigos…

Hace tiempo me di cuenta que personas a las que había ayudado, dejándome incluso la piel en ello ,después cuando habían salido de su pozo, se convierten en acérrimos enemigos, que desde la inquina más sangrienta, iban vertiendo capas de basura sobre mi persona.

Al principio no lo entendía, yo que tanto te ayude, tantas horas te consolé, tantas lágrimas te sequé…y nada te cobré….

Y desgraciadamente, me he dado cuenta que no todo el mundo se merece nuestra ayuda, que por culpa de estos “tóxicos”, habrá personas que no puedan acceder a mí en particular u otro compañero en general.

Que sus problemas solo son el reflejo de su interior, una maraña de rastrojos, mohosos y corruptos, de corazones desecados, cuerpos sin almas…y en definitiva: sepulcros blanqueados… que van por el mundo dando una imagen de indefensión…víctimas de un mundo que lo trata como un saco de boxeo.

Se nos pegan como sanguijuelas, reclamando atención y dedicación casi exclusiva. Nada es más importante que su dolor, sus penas y su vida…te doran la píldora con:” solo tú me entiendes”,” te necesito”, “ayúdame, sin ti me hundo”…

Continuos chantajes emocionales en los que caemos, en mi caso dada mi empatía y falta de maldad. Pero conforme van saliendo a flote, les molestas, eres el testigo silente de sus miserias, el cabo suelto, y como un asesino a sueldo te acribillan para evitar que con algo o alguien los delates.

Y en realidad,  esa actitud esconde su vileza, su mala conciencia y sobre <strong>todo su miedo a ser expuestos públicamente.</strong>

Y yo te digo: “quien nada  debe, nada  debe temer”, y para mí, <strong>todas tus palabras son secretos de confesión</strong>, y valgo más por lo que callo que por lo que cuento. Y si tú te crees que “vilipendiándome”, vas a restar prestigio y solidez a mis palabras te equivocas, una reputación no se hace en un día…

Si alguien te habla mal de mí…pregúntale que me debe…

Y Recuerda: “Si ni siquiera Jesucristo caía bien a todo el mundo, imagínate yo”

@Cristina Marley.