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16 dic 2014

Pasar página: historias de tarot el 8 de copas

Hace poco hablaba de una amiga y su encuentro con el 3 de Espadas, la sensación de desesperanza que le produjo la decisión de su pareja de dejar la relación y no mezclar familias en Navidades. Desgraciadamente lo está pasando fatal, con ansiedad, pesadillas ataques de llanto, ha perdido todo deseo de vivir, llegando hasta necesitar medicación. De hecho, la carta representativa era el 9 de espadas , os aconsejo echarle un vistazo.
Dada su situación quiso pedirle consejo al Tarot, y con su sabiduría y coherencia me indico que lo mejor que podía hacer era pasar página, cerrar el capítulo y libro. ¿Dónde se refleja? En el 8 de copas, un hombre que da la espalda al mundo y a unas luces que bien podrían ser fuegos artificiales, comenzando un camino en solitario como un peregrino.
Su ex pareja había vuelto a conectar con las páginas de ligues en internet, donde se conocieron, era evidente que buscaba sustituta, y aunque se veía claro que no la encontraría y volvería a llamar a su puerta, lo mejor era pensar en ella, lo cierto es que con el tiempo la volvería a defraudar. ¿Para qué reabrir heridas?
Tengo dos amigas con las que suelo charlar sobre el amor, y hablándoles de esta señora, llegaron a la misma conclusión: sus amores eran “hombres Guadiana” y constantemente las tenían en un estado de incertidumbre sobre cuando se pondrían en contacto con ellas.
Antes de nada voy a hacer un inciso y explicar que es un “hombre Guadiana” para mí, entre otras cosas porque aquellos lectores de países lejanos y no versados en la geografía española sería imposible que lo captaseis.
El rio Guadiana tiene la especial característica de desaparecer y reaparecer en otra provincia, por lo que para mí son hombres que desaparecen y vuelven como si tal cosa.
Mari esta enamoradísima de un tarugo que no la llega a la suela de los zapatos, ella no deja de esperar con ansia su vuelta contando los días para un reencuentro que nunca llega. ¡Mira! está en línea en el WhatsApp, seguro que está mirando si yo también lo estoy…¿me hablara hoy?
Así, día tras día, semana tras semana mes tras mes…sin una sola palabra.
Lidia conoció un tipo así medio por azar a más de 600 kms de su ciudad, se le presento como James Bond, el agente 007, pero en realidad era más bien Anacleto “agente secreto” .
Al principio fue maravilloso, viajaban constantemente para verse, mil WhatsApp, e-mail, llamadas y encuentros muy románticos. Llegada las vacaciones de verano él la invito una semanita con él, ¿fantástico verdad?, la sorpresa fue que le comento que se iba las vacaciones con un amigo a Rusia. ¿Y yo que, pensó Lidia?, pero la falta de confianza la amordazó, después vinieron los puentes que se iba con otro amigo, y las Navidades con sus padres, eso sí, su encuentro mensual no cesó, yo bromeaba con que parecía más una menstruación que un novio, pero ella aguantaba el tipo. Después comenzó a demorar los encuentros, las llamadas, las ganas….mi amiga decidió fluir y dejarlo hacer a él, total, ella es divina de la muerte y puede encontrar alguien mejor, o por lo menos más fácil, eso decía…pero dentro de sí creció la agonía del desamor, la espera constante de esa promesa que el mantenía de verse, de pasar unos días juntos pero cuando parecía que iba a ser, lo olvidaba y daba mil excusas. Pensareis que Anacleto tenía otra amante, pero no era el caso, era un adicto al trabajo, a su soledad y a su vida silente y rutinaria, un nombre que miraba la vida en tonos grises, quizás si Lidia hubiese continuado mandándole mensajitos, sonrisas y besos de colores no hubiese dejado las gafas de arcoíris que ella le regaló.
El la invitó a un viaje fabuloso pero sine die, sin fecha…paso un mes, dos, y después de la desesperación del tercero y los días que corren de diciembre el “gachon” aún no ha dado la cara. Lidia se cansó de mirar un teléfono que no suena, de esperar como la loca del muelle de San Blas; no ha dejado de amarlo, pero ha comenzado a respetarse a sí misma y a su tiempo.
Cuando el Guadiana-Anacleto aparezca, se va a encontrar con un vacío, con la desidia y la apatía que ha generado, y aunque todavía no se ha cerrado la historia, para ella la página esta pasada, el capítulo finalizado y el libro en la papelera.
Si vives una situación así, si tu chico no le llama, ni te escribe ni recibes señales de humo, date por enterada: pasa de ti. Y aunque te duela, veras que esta situación donde el silencio, la falta de respuesta es una tortura mayor, que olvidarte de quien parece que te ha olvidado.
No son ellos quienes nos tienen en vilo, somos nosotros quienes dejamos que nos falten el respeto y nos traten de esta forma tan desconsiderada.
>>Por qué no vuelves amor a rozarme con tus labios
a quemar nuestro pasado como un engaño al reloj
Por qué dijimos adiós cuando todo era más fácil
Cuando no había nadie que frenase nuestra unión
Por qué dijimos adiós
Por qué no vuelves amor…<<
@ Cristina Marley