Cuenta una leyenda, que había una pitonisa que a través de su tarot vendía sueños. Tenía como premisa básica, decir la verdad aunque doliera. Pero a veces, se le desgarraba el alma rompiendo ilusiones, quitando vendas, revelando verdades. En una ocasión, apareció en su consulta una señora muy mayor, triste pálida y ojerosa. Se llamaba Olimpia y quería saber que le deparaba el futuro respecto al amor.
Querida Olimpia, veo que has sufrido mucho, la vida te ha puesto en situaciones muy desagradables y dolorosas, te han tratado como un felpudo, desde niña has deseado ser amada, pero en tu casa con tanto trabajo y tanto niño que criar, tu madre solo te daba tareas, ni mimos ni cariños. Te casaste joven con un señor que podría haberte tratado como a una princesa y lo único que te daba eran puntapiés.
Deseabas besos, caricias, abrazos y arrumacos, oír un te quiero… Aunque te sientas mayor, y no desees salir al mundo, debes hacerlo, pasear, sonreír, mirar a la vida con ilusión, porque detrás de cualquier esquina puede aparecer ese hombre que vive en tus sueños. Un caballero andante que te rescata de esa vida anodina, silente, en la que habitas con el corazón anestesiado.
A partir a ahora, debes levantarte con alegría, ponerte guapa y salir al encuentro de la VIDA. Atrás quedo la tristeza, el dolor, todo está sepultado, nada más que la felicidad llamará a tu puerta.
Olimpia se marchó, con una sonrisa en la cara, una sonrisa que reflejaba el alma de la niña que nunca pudo ser, y una vendedora de sueños le regaló…
@ Cristina Marley