Tras Mercurio retrogrado y finalizando casi el año, no está mal una reflexión sobre el amor.
Anoche hablaba de amor con un amigo, que siempre me aporta ángulos muy interesantes. Pese a su juventud, apenas 31 años, se siente muy curtido en estas lindes, desencantado, y hasta cínico a veces. Anoche me dijo que el amor es un accidente, algo que no podemos evitar ni controlar, simplemente sucede.
Estoy totalmente de acuerdo, pero precisamente por su carácter fortuito, yo creo que una vez que sucede tienes que cuidarlo, protegerlo contra viento y marea y luchar para que crezca, se dé, y pueda desarrollarse en su plenitud.
Hoy día el amor se equipara con el consumismo de las tiendas de los chinos (bazares al por mayor de bajo precio e ínfima calidad).
Conocer a alguien está a golpe de móvil, cualquier app, o portal virtual te permite contactar con múltiples personas como potenciales pareja, pero son historias de usar y tirar, donde lo que importa es quemar el momento, y después simplemente a por otro objetivo.
Hace años que el amor dejo de tener relevancia, dejó de necesitar profundidad. Hace años que dejamos de creer en vínculos eternos, dándole un carácter exprés, superficial…
Pero esta actitud de no profundizar, de desechar, de frivolizar, de adoptar una postura indolente, al principio puede parecer hasta divertido, pero llegado un tiempo comienzas a perder interés, sientes un vacío, un “Je ne sais quoi”, que te rompe el alma, te hace perder el interés por cosas que ayer eran primordiales, necesarias, te invade la tristeza, nada te estimula…y poco a poco te pierdes en esa oquedad.
Precisamente por lo difícil que es sentirse atraído, motivado y ni te cuento enamorado, es por lo que vale la pena luchar por el amor, persistir, hacerle hueco, dejar que crezca y sea.
Para mí la clave en el amor es el ritmo. Es como el baile, cada estilo de baile tiene un ritmo, una melodía, y cuando bailamos tratamos de adecuarnos a su compás.
Cuando leo tarot o astrología, diseccionando la posible relación me es muy fácil explicar a la persona este tema.
Cada persona tiene un ritmo propio, unas circunstancias, unos hándicaps, o incluso unas necesidades que prevalecen a este sentimiento.
En esta ocasión no voy a utilizar casos reales, sino una telenovela para explicarlo, aunque voy a darle un poco de literatura al tema para que sea más intenso, pero no pienses que por ser un caso de ficción no es verosímil, todo lo contrario, créeme, la realidad supera con creces la ficción.
Marta es viuda, conoció un tipo despreciable que se casó con ella por su dinero, para más inri, la maltrataba física y psicológicamente. Afortunadamente el murió se libró de el, ya que en esa época (1970) no existía el divorcio en España. Con una vida de cara a la galer, mantenía una relación amorosa con un francés muy atractivo, un amigo que siempre fue su gran apoyo, pero del que no estaba realmente enamorada.
Por azares del destino conoce a Diego. Él vive un momento convulso, su madre acaba de morir desvelándole la identidad de su padre, un hombre con muchos puntos en común con él…
Sin querer entrar en detalles del “culebrón” ellos coinciden varias veces y surge la “chispa” entre los dos…
La vida parece que conspira a favor de la relación y comienzan a coincidir…pero claro, las cosas se complican, una vez que ambos son consciente de la relación, la realidad les da un frenazo en seco. El novio de ella de alguna manera siente peligrar la relación y fuerza la situación para comprometerse y poner fecha de boda, pero, no prospera…la relación se rompe. Comienzan a frecuentarse, a tener miraditas cómplices…hasta que se besan.
Aquí todo debería ser fácil ¿no?, pues no….justo cuando quedan para cenar y hablar del tema, él recibe una noticia que trastoca su mundo, después hay unos malos entendidos por lo que él se enfrenta a ella, y aunque se disculpa, ya hay un pequeño abismo.
Ese mundo de él lo aleja de Marta, ella se siente rechazada, y no es así…lo único que pasa es que la realidad de Diego lo está superando, da prioridad a resolver sus incógnitas vitales, necesita armar el rompecabezas de su pasado, de sus orígenes. Aquí entra Vicky en escena, es una conocida de los dos, y ayuda a Diego con sus dilemas, siendo su cómplice y compañera en esta batalla que él vive. Marta mal interpreta gestos entre ellos y tira la toalla pensando que están juntos, y nos es así…. Sospecho que estiraran el tema lo más posible pero al final acabaran juntos.
Yo recuerdo el caso de una amiga que le sucedió algo parecido, conoció un chico, se gustaron, quedaron varias veces, y de repente el freno en seco y comenzó a poner escusas, ella se sintió dolida y lo bloqueo del móvil, del Facebook y le cerró las puertas de su vida. Yo le dije que él estaba viviendo un momento difícil, que las escusas tan burdas tenían otro trasfondo, no era desinterés ni otras mujeres, simplemente se estaba centrando en resolver su situación laboral y falta de solvencia. Hubo falta de dialogo, sinceridad y paciencia. Y el amor no germinó.
Nos quejamos de la extinción de los príncipes azules, de encontrar solo pitufos y trolls. Pero no es real, lo que pasa es que estamos acostumbrados a las relaciones exprés, y no tenemos paciencia a profundizar en los vínculos.
Hace poco, me contaba una amiga que había conocido un Tauro de 52 años soltero con un perfil muy interesante, un tipo atractivo y muy solicitado. Ella al principio jugó a seducirlo y vivió la experiencia, pero cuanto más lo conocía más le gustaba. El no mostraba mucha iniciativa, dejaba que ella llevara la voz cantante. Mi amiga comenzó a desesperarse, y me pidió ayuda.
Efectivamente él era un hombre lento, le marcaba el Ermitaño, la carta más lenta del tarot, y encima Tauro…La clave estaba en adecuarse a su “tempo”, respetarle su vida, su proceso y que él la fuera conociendo como persona.
Ella se desesperaba por su falta de iniciativa, por no necesitar de la frecuentación que ella requería. Quería dar carpetazo, pasar página y buscarse un hombre dispuesto a luchar por la relación.
¿Qué relación le dije yo? Cuando una persona tiene mucha prisa por comprometerse ten cuidado, puede hablar de un adicto al amor, de alguien que necesite una relación, un novio/a, sin importar quien sea, o simplemente quiere atarte para mostrarse tal como es en realidad. Todo principio conlleva el riesgo que se limite a un conato, que no prospere.
No hay que tener prisa, no se trata de un maratón, conocer a alguien es dar espacio a que la chispa inicial se convierta en un fuego estable.
Muchas veces nos centramos tanto en la otra persona, que siente, que piensa…y olvidamos lo principal: que siento yo, que pienso, que necesito, si esta persona me puede hacer feliz, si cuenta con los valores que yo tengo, si puede ser un compañero de viaje. El amor no es comprometerse rápidamente y después tunear a la persona a nuestro gusto.
Ese es el primer paso para el fracaso y la infelicidad.
Por eso el amor es como el baile, tiene un ritmo y para que dos personas puedan bailar juntas armónicamente tienen que ajustar sus tempos.
Siempre desde el respeto, la confianza y el dialogo podremos construir una relación, que evidentemente necesita una chispa y el espacio necesario para crecer.
@Cristina Marley